Cuando la sonrisa se vuelve bostezo

Cuando estoy frente a más de un rostro, me esfuerzo por seguir las piruetas de los labios. Escucho con detenimiento cada sonido, asiento y sonrío. Hacen falta pocos minutos para que se canse mi boca y mis dientes piensen que es mejor caer antes que seguir reluciendo. Los calambres de apoderan de mi rostro, pero yo doy batalla. Sacudo la cabeza. Atravieso, con un sable invisible, las comisuras de los labios para sostener la sonrisa. Resuelvo el asunto de la expresión facial. Yo sé que el secreto de la victoria es “to smile all the time”, “laugh at every joke”. Luego pasa que caigo en cuenta de la falta de armonía en los movimientos de las bocas ajenas, de las cacofonías que brotan de ellas. Entonces, retiro el sujetador de mis comisuras y les doy rienda suelta para que se vuelvan bostezo. En voz nula y con los ojos desenfocados, enumero todo lo que no debería ser de ese momento. Antes de ser consciente, estoy odiando, pensando por dónde escapar. Me hierve la nariz y detesto el presente y el pasado y el futuro. Lo que no odio es el odio, ese hilito en manos de un titiritero, que soy yo, que maneja al títere que soy yo. Me indica lo que no debe ser para ser. Es un hilo que me mantiene en pie, con los ojos abiertos y los labios hacia arriba. Un hilito, uno de los pocos, que sostiene mi cuerpo a la vida.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. kha dice:

    Hola Steresis, mi amigo (del cual te hablo siempre) me diría que ese hilo sos vos y nadie mas que vos. y que para poder ver todas las armonías; hay que enfrentarse a la profundidad de las desarmonías… hasta que despertamos mas sabios y danzamos controlando nuestra naturaleza o por lo menos mas conscientes del disfrute de bailar solos. Porque al fin y al cabo, el camino lo hacemos, depende donde querramos llegar.
    Te mando un fuerte abrazo y buen viento y buena mar!

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario